La etiqueta energética es una herramienta informativa que permite conocer la eficiencia y el valor de consumo (agua y energía) de un electrodoméstico. Por electrodoméstico, entendemos lavadoras, secadoras, frigoríficos, congeladores, lavavajillas, hornos y aire acondicionado. Desde 1994, todos los aparatos eléctricos vendidos en las tiendas españolas, como en las de todos los países europeos, tienen que llevarla. Los que se ponen en venta en web de e-comercio también.
Existe siete categorías de electrodomésticos: los galardonados con la A son los más eficientes. ¿Por qué tenemos que tenerlo en cuenta a la hora de comprar? Simplemente, porque elegir un producto más eficiente nos permite realizar
importantes ahorros. El frigorífico, por ejemplo, consume, por si solo, el 21% de las facturas de electricidad. Ahora bien, si elegimos uno de tipo A en vez de otro de nivel G, es posible ahorrar hasta 50 euros. Además, no podemos olvidar que el uso de los aparatos eléctricos genera el 90% del impacto sobre el medioambiente de ésos.
Según Ángel Cediel del
IDAE, “el desconocimiento por parte de los consumidores es todavía enorme y el grado de cumplimiento de la exhibición de las etiquetas por parte de las tiendas es muy deficiente”. El Plan Renove Electrodomésticos podría cambiar esta situación. Son las Comunidades Autónomas quienes fijan las cuantías: el mínimo es de 50 euros.